sábado, 11 de noviembre de 2017

EL MUNDO PUEDE SER DIFERENTE


          Hace treinta y tantos años ya, de aquel mítico disco "Al rojo vivo" de unos Barones que se encontraban en el máximo clímax de facultades musicales. Dos noches consecutivas en el pabellón de deportes del Real Madrid. Lleno absoluto. Más de 14.000 personas en cada una de las actuaciones. Eran los reyes. El evento se realizaba con la intención de grabar un doble disco en directo. Por allí deambulaba un Miguel Ríos acogotado por el éxito sin precedentes de unos Barones que catapultaban cada uno de sus discos directamente al oro y al platino, con reconocimientos hasta del mismísimo ministro de la presidencia Javier Moscoso, y copando los programas de televisión en las horas de máxima audiencia, en competencia directa con un todo poderoso Diego Armando Maradona y la displicencia de Ramón Tamames. También se dieron cita, para seguir el evento, todos los medios de comunicación referentes del momento, entre los que estaban un veterano Joaquí Luqui, la maestría de Mariscal Romero y un joven Pirata que ya apuntaba maneras. Sin faltar gente como Teddy Bautista, miembros de Asfalto, Banzai y un sin fin de grupos punteros del momento que no quisieron perderse este acontecimiento que compartió protagonismo con Angeles Rodríguez, la abuela rockera, que aparecería en varias ocasiones en el vídeo del concierto que grabara el equipo de Alfonso Arteseros.

Javier Moscoso con los Barones, mostrando su afición por el grupo



          Finalmente aquello acabó en un nuevo "doble disco de oro" para los barones, conseguido a los pocos días de ver la luz el nuevo trabajo discográfico. El rock estaba de moda. Además de estar de moda, estaba integrado en su mayoría por músicos con un bagaje musical muy importante, lo que le daba una aureola de prestigio. Grupos de solera eran Barón Rojo, Asfalto, Ñu, Banzai, Topo, pero también existía una segunda línea de grupos nuevos que llegaban con una gran formación musical y mucha vitalidad, Santa, Angeles del Infierno, el propio Rosendo después de finiquitar Leño, Rosa Negra, Goliath, etc, etc. Pero este apogeo sería por poco tiempo, la movida, sustentada por "niños de papá", pequeños conciertillos en discotecas, y sobre todo con poca cualificación musical, se fue apoderando del terreno ocupado por el rock. Mientras el mundo del rock llenaba estadios de fútbol, la movida sólo podía alcanzar locales de moda, como mucho 500 ó 1000 personas a lo sumo. Sin embargo, ahora, cuando se habla de los 80´, parece que sólo hubo movida. No señor, la movida, tan nombrada hoy por hoy, es fruto de una hiperdifusión que han alimentado los medios de comunicación, quizás, vendidos al poder, tal vez, porque era música muy poco reivindicativa, y probablemente el rock se les estaba yendo de las manos a las autoridades. Sobre todo cuando, según aquella crónica del diario EL PAÍS del año 1985, Barón Rojo congregó en Madrid a más de 200.000 personas. ¿Quizás el poder sintió miedo, cuando ese grupo capaz de reunir a 200.000 personas se había negado a participar en mítines políticos, para que de esa manera no se viera tergiversado el mensaje de sus canciones?. Posiblemente así fue. Y lo que está claro es que el rock empezó a estar denostado desde ese momento, y hoy por hoy sigue costando trabajo decir "me gusta el rock". Nos siguen mirando con recelo.

          De aquellos barros estos lodos. Poco ha cambiado el mundo. Aunque podría ser diferente, como diferente fue aquella canción que estrenaron los barones en aquel concierto "al rojo vivo", que llevaba por título, precisamente, "El mundo puede ser diferente".

          Recuerdo que, cuando el disco llegó a mis manos, gracias a dos cassettes que traía mi amigo Eduardo, los cuales no se como había conseguido, me sorprendió mucho esa canción. Estaba escrita con sentimiento. El autor debía ser alguien ya acomodado en el mundo laboral, pues hablaba de la rutina diaria, de las aspiraciones que posee cualquier ser humano de conseguir bienes, confort, y como dice la canción "finalmente ser feliz". Pero el autor de la canción también empatiza con la juventud coetánea que le rodea, a la cual ve como perturbadora, de mal vivir, pero que también tiene sus aspiraciones, sus sueños, la necesidad de saciar su ansiedad vibrando, cantando, saltando, gritando... usando un gran número de verbos que nos trasladan a la libertad en su máxima expresión. La canción está cantada de forma contundente y desgarrada por Carlos de Castro, e interpretada musicalmente de forma magistral por los 4 barones, destacando un excepcional punteo de Armando de Castro, que engrandece aún más si cabe la canción. El autor, en este apartado le debe un especial agradecimiento al virtuoso guitarrista, pues Armando se esmeró en hacer un gran punteo para esta canción. 

          ¿Pero quién es el autor de la canción? En Barón Rojo, los créditos se los repartieron casi a partes iguales el tándem "Sherpa-Carolina" y el formado por los hermanos de Castro "Carlos-Armando", pero posiblemente eclipsaron a un genial compositor llamado Hermes Calabria.

          La canción de referencia aparece firmada por el gran Hermes, un tema con un riff melódico muy bueno, con letra bastante acertada, que no pierde vigencia a día de hoy, y unos puentes que engarzan toda la canción a la perfección. Y sobre todo es una canción hecha expresamente para ser estrenada en un concierto, un tema de directo, una canción que invita a cantar, a saltar, a vibrar, a volar... Una frescura inusual a la hora de componer para lo que se espera de un batería. Y es que a Hermes, cuando llegó a Barón, ya se le conocían sus habilidades compositivas, a través de otras composiciones de gran nivel que había compuesto con el grupo "Azabache".

          Por lo tanto, no era de extrañar, una composición de Hermes a esta altura, lástima que no se le hubiera dado más cancha en el fókker triplano, pero claro, tenía que competir con unos compañeros de éxito, que fueron unos auténticos monstruos, tanto por su sobresaliente faceta en la composición como por los altos egos que manejaban.

          En mi humilde opinión, para mi, Hermes también es un "grande". Por su honestidad, por su saber estar y por su sacrificio silente que supo desempolvar con esa excepcional forma de tocar la batería, con sabiduría, con elegancia y con precisión. Por ser maestro de baterías, por habernos dejado auténticas clases maestras en canciones como "El barón vuela sobre Inglaterra", o simplemente por el magistral comienzo de Hijos de Caín. Un artista que además de hacer ritmos, parece que canta con sus baquetas. Un batería con mucha sensibilidad.

          Porque el mundo puede ser diferente, gracias Hermes. Gracias por el patrimonio musical que nos has transmitido.

          Suerte Hermes, que sigas muchos años al frente de tus tambores. Serás siempre un Barón.


El mundo puede ser diferente (1984)

5 comentarios:

  1. Llenar la movida una discoteca?cien personas como mucho y la entrada gratis

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  2. Pedazo de artículo! Totalmente de acuerdo en lo referente a la movida madrileña!

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  3. BARONES ETERNOS !!! FUERTE ABRAZO,PRECIOSO ARTÌCULO!!!

    SALUDOS DESDE MONTEVIDEO.URUGUAY

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