sábado, 4 de junio de 2022

¿QUE DEMONIOS, NI QUE JARDIN?

          Estos chicos no eran ningunos demonios, y tampoco yacían en un jardín, pero ese fue el nombre que quisieron tomar para la grabación de su primer y único disco de título homónimo.

Portada del primer disco de Demonios en el Jardín

          ¡Qué demonios! Este año 2022, se va a cumplir el 25 aniversario de la publicación de esta obra, hoy día casi invisible, pues es difícil encontrar un ejemplar de este CD. A más inri, quiero que conste, que yo tampoco lo tengo, aún habiendo sido una de las primeras personas que lo adquirió en el tenderete del concierto de presentación del disco. 

          Debí ser muy osado, no por comprar el disco, que es una auténtica joya del hard rock de los 90 con ciertos tintes alternativos, sino por deshacerme de él esa misma noche. El concierto me proporcionó unos gratos momentos, con una banda, "Demonios en el Jardín", que dio un amplio repaso a todos los temas que componía el disco, y además se rodeó de artistas invitados de cierto peso en ese momento, como el genial y tristemente fallecido Manuel Angel Mart, que ya andaba dando la nota con sus "Estirpe" y esa noche se convirtió en un auténtico "demonio" con sus insuperables saltos sobre el escenario.

          Tras la actuación traté de acercarme a los camerinos para felicitar a mi querido amigo y guitarrista José Ángel Jurado, también a Manolo, al que había seguido en cientos de historia y más discretamente lo hice con Maikel, el cual siempre me ha resultado más esquivo, a pesar de conocerlo desde mucho tiempo atrás, incluso habiendo coincidido en bastantes ensayos en las antiguas naves "o vaquerizas" de la carretera de Trasierra. A la base rítmica no tenía el gusto de conocerla y con un simple guiño suplí la felicitación.  

          Entre abrazos y momentos de gran satisfacción con la gente del grupo, Josè Angel (Pepón para los amigos), me informa de que el disco está a la venta en la misma sala del concierto y yo ni corto ni perezoso me aseguré un ejemplar del mismo con las magníficas canciones que había oído esa misma noche durante la actuación. 

          Una vez me despedí de Pepón, que aún perteneciendo a "Demonios en el Jardín", no es ningún demonio, me dirigí, con mi CD recién comprado bajo el brazo, al "jardín" que hay justo en frente de la Diputación, lugar donde se celebró el concierto. Allí, en pleno corazón de los "jardines" de la Merced me encontré al mismísimo "demonio".

          Una amplia sombra producida por la tenue iluminación del "jardín" entre la abundante vegetación de los arboles, me hacía vislumbrar la figura de un viejo amigo, con el que también había gastado muchas horas de rock. Tras un fervoroso saludo, preguntarnos por el tiempo que llevamos sin vernos, y comentarle, que esperaba haberlo visto en el concierto, pues podía haber sido un perfecto punto de encuentro, éste me sentencia, que no se había enterado del evento, y a continuación me pregunta por el preciado objeto que yo prendía en mi mano izquierda...

          "¿Un disco del Pepón?"... fueron sus palabras de sorpresa cuando le expliqué mi codiciada compra. 

          Mi viejo "amigo" no tuvo ningún remilgo en pedirme el favor de que le prestara el disco para grabarlo y después, supuestamente devolverlo, total si somos vecinos aunque llevemos un año sin vernos. En aquella noche de recordadas amistades y exaltación de la propia amistad no tuve más opción que prestar mi disco, sin haberle quitado aún el envoltorio, sin haberlo oído con tranquilidad con unos buenos auriculares como a mi me gusta hacer. Con la sensación de que algo indebido estaba realizando, mi mano izquierda fue lentamente y titubeante entregando la joya que me había ofrecido un rato antes mi amigo Pepón y el disco pasó a manos de un verdadero "demonio".

          El disco no volvió jamás a su dueño y 25 años después aún recuerdo ese "jardín" y a ese "demonio" que se cruzó aquella noche por mi camino. De todas formas tuve la ocasión de oír las canciones de este magnífico disco de otra manera, que si bien no es la que más me gusta, si suplieron la falta de propiedad del codiciado compac disc. 

           En lo referente a la música de este primer y homónimo trabajo de los "Demonios en el Jardín", tengo que deciros que el disco se completó con 12 cortes, con canciones no muy largas, con una excelente composición y llenas de melodías muy frescas a pesar de ser bastantes elaboradas. Con canciones destacadas, al menos para mi, como pudieron ser "Circo" o "Selva Negra". La voz de Manolo, como siempre, exquisita y derrochando solvencia, si bien el disco podría haber tenido una mejor producción y en cuestión de portada pudo ser muy mejorable, pues no intuye el gran material musical que alberga en su interior.

Circo, tema que abría el disco de Demonios


          El disco lo grabaron Manolo Escudero (voz), Maikel de la Riva (guitarra), José Angel Jurado (guitarra), Juan Gamero (bajo) y Rafael Romero (batería). Me sorprendió mucho en su momento que los hermanos Ramos no estuvieran en la base rítmica de este proyecto, así como la ausencia de Pepe (posteriormente miembro del Hombre Gancho) y es que éstos, a su vez, también estaban fraguando con un estilo más psicodélico la elaboración de su primer disco con el nombre de "Malparaiso", lejos ya de los sonidos que Malparaiso desempeñó en los primeros años de la década de los 90, cuando Manolo Escudero y José Angel Jurado, aún pertenecían a esa formación y fueron teloneros de los mismísimos Barón Rojo y Obús.   

          Lo que está claro, es que en ambas bandas se juntaron un gran ramillete de buenos músicos, que posteriormente darían mucho que hablar en el panorama musical español, pues del germen de estas dos bandas nació la formación de "El Hombre Gancho", que se conformó con la base rítmica de "Demonios" y las guitarras de "Malparaíso".

 

          Y volviendo a poner de nuevo los pies en la tierra... ¡Qué demonios!, ¡si ya se cumplen 25 años de aquel disco que yo perdí en el "jardín"!

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