El binomio indivisible de Ñu y Molina vuelve a traernos nuevas melodías para nuestros oídos.
Pero... ¿qué diferencia hay entre un nombre u otro?
Pues yo sinceramente no la encuentro. Es verdad que el primer disco que grabó bajo el nombre de "José Carlos Molina", titulado "Andando solo" y publicado en 1994 fue algo más acústico y tranquilo de lo que nos tenía habituados hasta esa fecha y algo parecido es lo que ha ocurrido con el nuevo disco que nos brindó hace unos meses bajo el auspicio de "Molina". Pero cabe mencionar que a lo largo de la amplia discografía que ha publicado con el nombre de Ñu, siempre ha alternado discos acústicos (La taberna encantada - 1997), e incluso grabaciones discográficas en vivo de corte muy tranquilito (La noche del juglar - 1999). Sin nombrar la versatilidad que suelen tener todos sus discos en los que se suele alternar potentes melodías, agresivas guitarras, flautas siniestras con dulces melodías y a veces ritmos ultra lentos que nos transportan a las distintas atmósferas que el autor le quiere dar a sus canciones.
Por tanto, ¿por qué cambiar de nombre?.
El propio artista siempre ha lamentado que el nombre de "Ñu" le ha supuesto una pesada loza que lo ha estereotipado para siempre, quizás por eso de vez en cuando quiera darse el gustazo de romper con todo ello y publicar algún que otro disco con su propio nombre.
El último disco publicado bajo el nombre de Molina, aparentemente puede parecer un disco muy personal, generalmente tranquilo y con ritmos pausados. Letras que en algunas canciones como "Calor nublado", "Conduciendo", "Blues del Moby Dick" o "La fuente negra" pueden parecer muy intimistas. Pero también incluye temas que llevan esa fuerza que suele caracterizar la esencia de Ñu, como ocurre en "Damas, reinas, furcias y madres", "Estrellas fugaces" o "Que nadie toque ese piano", así como otros temas en los que el sonido de flauta nos trasporta a la parte melodiosa del más tradicional Ñu, "Tu sueño de Ángel" o "Te espera vida".
Lo que está claro es que haga lo que haga José Carlos Molina o Ñu, al menos hasta ahora, lo hace con clase. No es el mejor cantante, pero plasma bien la voz en todos sus discos. No es un buen letrista, pero sus canciones acaban teniendo un empaque que le permite salir airoso en sus composiciones. Pero quizás en lo que es un gran genio es en darle una gran forma musical al conjunto de las canciones que compone, pues todos sus trabajos y en este disco en particular, los temas tienen una tremenda fuerza instrumental, llenos de innumerables pasajes musicales que te envuelven y te meten en el más profundo interior de la canción.
Este disco de Ñu o de Molina, como queramos etiquetarlo, sin ser un disco excepcional, es un trabajo hecho desde la honestidad y muy esperado por los que seguimos a este último quijote eléctrico del rock español, que tantos ratos de bienestar auditivo nos ha proporcionado a lo largo de su carrera discográfica, la cual esperemos que tenga una larga continuidad. De momento tiene un nuevo trabajo preparado en el horno de la música, esta vez con el nombre de "ÑU".
Portada alternativa, que no nos hubiera extrañado...
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