martes, 4 de octubre de 2022

TRIBUTO A JESUS QUINTERO



Hoy vamos a despedirnos de un periodista. A bote pronto, me hace dudar que este artículo tenga cabida en un blog dedicado a la música. Haciendo un ejercicio de memoria, se me viene a la cabeza que "el Loco de la Colina" en su momento entrevistó a Silvio... si, el borracho de Sevilla que cantaba a la soledad en el infierno de "Luzbel", con la esperanza de "Barra libre", la penitencia de "Sacramento" y la estirada estampa de "los Diplomáticos". Pero al "Perro verde", también le dedicó una canción el gran Sabina, en aquel disco que tituló "Diario de un peatón", con aquella canción "Ratones coloraos", que tan excepcionalmente lo describió. Andy y Lucas también le cantaron esa misma canción al querido "loco". Una chirigota del carnaval de Cádiz también osó disfrazarse de Jesús Quintero... Suficiente... Jesús Quintero tiene totalmente aceptada su participación en este blog. Pero lejos de estar aquí por su relación con la música, él tiene aquí su presencia por haber sido un "breaking all the rules", tal y como también lo es el autor de este blog.

Jesús Quintero tiene cabida en este blog por haberle dado voz a los sin voz, por haber arrancado palabras a los silencios, por haber tenido la capacidad de reflexionar en medio de una fuerte corriente de modernismo que nos arrasa, por admitir y aceptar que en el mundo no todos somos iguales y que lo distinto, sin más pretensiones, también existe.

Hoy nos cuesta contar una mala noticia. Una noticia de esas que te hielan el alma porque nos hace llegar precipitadamente a un otoño de referencias asépticas, de esas que no hacen daño a nadie, pues están vacía de consignas y llenas de reflexiones. Sí, estimados amigos, ha muerto Jesús Quintero, el Loco de la Colina, el Perro verde, el Periodismo en mayúsculas, lejos del periodismo dirigido y a sueldo de diestros y siniestros que se estila en los días que ahora vivimos. Mientras hay gente que en sus mediocres reflexiones rápidamente empuñan el mástil de una bandera sea del bando que sea, fruto de su propia frustración y poca capacidad de autorrealización personal, otros, como "el Loco", le daba la oportunidad de explicarse a todas las banderas y al final nunca enarbolar ninguna de ellas. Sólo la suya propia.



Sirva este post de cálida despedida a la memoria de Jesús Quintero, y permítanme que aún me dirija a él diciendo:  "¡Loco! Quiero que sepas, que yo tampoco voy a enarbolar tu bandera, pero te puedo confesar, que la tuya es una de las que respeto."



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