Como casi siempre, en todos los aspectos de la vida, la justicia es algo muy difícil de alcanzar, de ahí posiblemente la creación del más allá, ese lugar hipotético al que la mayoría de las personas piensan llegar, para que un ente superior sea capaz de felicitarnos por nuestros buenos actos y castigar todo aquello que hayamos hecho mal, una especie de yin y yang en el que todo se de la vuelta y se consiga el equilibrio definitivo. A lo largo de la historia, siempre el hombre ha creído en una vida eterna después de este valle de lágrimas, llámese cielo, yanna, valhalla o como queramos llamarle dependiendo de la época en la que nos toque vivir o la religión que profesemos. Y es lógico que cuando no se hace justicia debido a la existencia de un arbitrario poder que nos maniata, llegue cierta desesperación y esa impotencia nos lleva a crear ese otro lugar donde se pueda conseguir un mundo más justo.
Hoy, desde esta pequeña atalaya de la música, vamos a intentar hacer justicia y poner en el lugar que le debería haber correspondido a un majestuoso disco que se grabó en este país en el año 1993.
Debo confesar que la única vez que oí un tema de la banda que os voy a presentar fue en un programa musical de radio de esos que ponían a altas horas de la madrugada, ya que la música rock, aún estaba mal vista, y estos programas especializados sólo tenían hueco en esas horas intempestivas de "la noche".
El grupo en cuestión lo nombraron como Santa Fe, pero el título de la canción no lo pillé. Sin embargo la canción me caló. Algo había que los hizo resaltar entre el resto de bandas que escuché esa madrugada. La canción estaba interpretada por un grupo de rock raro, que no hacía un heavy definido, pero era muy contundente. La voz se la ponía una mujer, que también se salía del estereotipo existente en la España heavy de la época. Voz contundente, excepcional y con un timbre bastante bonito. En cuanto a los ritmos de la canción, le imprimían bastante velocidad, pero había otros pasajes en los que se descansaba y se le daba un aire casi funky. En cuanto a la forma de cantar, además de demostrar la chica que tenía una garganta privilegiada, también a veces se convertía en un hablar rápido que quedaba bastante resultón. No supe definir el estilo exacto pero me gustó.
Nada más supe de ese grupo.
Con la llegada de la música pirata del nuevo milenio a través de internet, con emule, ares y esas otras plataformas con las que intercambiábamos música y parecía que todo se encontraba, me puse a buscarlos, pero nada.
Y la cosa es que siempre que hablaba en algún foro de rock, constantemente había gente que conocía a este grupo, pero el disco era imposible de conseguir.
Y así fueron pasando los años, hasta que hace algo así como diez años y de casualidad logré encontrar sus 15 temas en un canal de YouTube.
Cuando yo escuché el disco al completo no pude más que hacer una reverencia a tan magnífico disco que llevaba casi 2 décadas buscando.
El disco es una auténtica joya de rock, con influencias de heavy, hard, funk, a veces con unos pasajes casi de soul y en otros momentos con una rapidez y contundencia cercana al speed o al thrash.
La creatividad de las composiciones es impactante para la época y la calidad musical en su globalidad está a la altura de los más grandes. La voz es espectacular y tuvieron el atrevimiento de cantar los temas alternando el idioma de Cervantes con el de Shakespeare.
En definitiva un disco enorme, que cuando hurgamos nos damos cuenta que está realizado por 4 músicos de envergadura. A la batería el tristemente desaparecido Alberto Madrid que después sería el baterista de Sôber y de Savia. Alex García al bajo, que más tarde ha acompañado a un sinfín de artistas de primera línea con el instrumento de las 4 cuerdas. A la voz una excepcional Susana Ruiz, que tras pasar y liderar varios grupos también acompañaría en estudio a una enorme diversidad de artistas perteneciente a lo más granado de la música española, además de haber realizado intervenciones para cine y televisión. Pero posiblemente el culpable de todo lo que se coció en este gran disco fue su guitarrista Juanjo Melero del que sobradamente ya hemos hablado en este blog y que en este disco realiza un amplio despliegue de habilidades con su preciada herramienta de trabajo, la guitarra.
Maestros de las cuerdas de acero
Los grandes trabajos no salen al azar y detrás de este disco había calidad a raudales. Un disco adelantado a su tiempo (1993) que no fue comprendido por la casi siempre estúpida crítica y los señores que manejan el arbitrario poder. De ahí la obligación de que en algún momento de la historia se haga una verdadera justicia.
Hoy ha tocado hacer justicia con SantaFe y su disco homónimo grabado en el año 1993. Un disco muy consistente que en su versión CD alberga 15 temas que van desde los 38 segundos de duración de "Sinaí", hasta los poco más de 5 minutos de "Stench" o "Bear me in mind". Un gran disco preparado para deleitar a nuestros oídos.
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